El metabolismo se refiere al conjunto de reacciones fisicoquímicas que lleva a cabo el organismo para obtener la energía necesaria que le permita cumplir con todas sus funciones vitales.

¿Y de dónde se obtiene esta energía? La fuente principal de energía para los seres humanos es la alimentación, la cual consta de tres componentes fundamentales: las proteínas, los carbohidratos y las grasas, también conocidos como macronutrientes.

Aunque no hay un metabolismo igual al otro porque cada ser humano nace con una composición bioquímica diferente, la convergencia entre distintas áreas del saber ha permitido descubrir que existen dos formas o vías para procesar los alimentos y producir energía a partir de ellos:

1. Glucolítica, en la que la principal fuente de energía son los carbohidratos complejos, seguidos por las grasas y las proteínas.
2. Gluconeogénica, en la que la principal fuente de energía son las grasas, seguidas por las proteínas y los carbohidratos complejos. 
   

Ambas rutas metabólicas están presentes en cada ser humano, pero siempre habrá una que prime sobre la otra y esto determinará la eficiencia energética, algunas características físicas y emocionales, así como el funcionamiento general del organismo.

¿Cómo saber cuál es la ruta metabólica predominante?

La forma más certera de saberlo es con el acompañamiento de un médico integrativo/funcional que inicie un proceso de definición de ruta metabólica con exámenes, monitoreo de síntomas y seguimiento nutricional.

Sin embargo, hay algunas señales de alerta que pueden indicar que la persona está comiendo por fuera de su diseño metabólico, como lo menciona el Dr. Pedro Rodríguez, director Científico de SaludDar, en la conferencia Transformación Metabólica:

“La principal característica de un ser humano que coma estrictamente de acuerdo a su diseño metabólico, es que va a ser una persona sana y feliz. En cambio, si una persona está enferma, normalmente es porque está comiendo por fuera de este diseño”.

Problemas de sueño, alteraciones digestivas, fatiga, ganancia de peso o dificultad para adelgazar son algunos de los síntomas que pueden indicar a un médico integrativo/funcional que el paciente necesita ajustar su alimentación de acuerdo con su diseño metabólico.

Estas primeras señales o síntomas se pueden apoyar con exámenes médicos que midan parámetros como la insulina, la homocisteína, el perfil lipídico, el cortisol y otros que determine el profesional de la salud de acuerdo con la historia clínica del paciente.

¿Qué sigue después de determinar la ruta metabólica?

Los pasos de definición de la ruta metabólica se resumen en Saber, Corregir, Limpiar, Valorar e Incorporar:

1. Identificar la ruta metabólica a partir de una consulta médica y exámenes.
2. Corregir la alimentación.
3. Hacer un proceso de desintoxicación.
4. Realizar monitoreo de síntomas y nuevos exámenes.
5. Incluir suplementos nutricionales en caso de ser necesario.
6. Incorporar hábitos permanentes de acuerdo con la ruta metabólica.

En lo que respecta a la alimentación, es importante  tener en cuenta que, además de la predominancia de grasas o carbohidratos, dependiendo de la ruta metabólica que se tenga, se deben limitar los alimentos refinados, los procesados y las frituras.

“No hay una sola ruta metabólica que le permita a un ser humano abusar de los carbohidratos refinados, ni de las grasas trans o saturadas. Estos son alimentos cuyo exceso hace daño a las dos rutas”, puntualizó el Dr. Pedro Rodríguez.

Alimentación según el tipo de metabolismo predominante

En SaludDar, hemos preparado un taller de cocina totalmente gratuito en el que explicamos cómo preparar un menú acorde con la ruta gluconeogénica y otro menú para la ruta glucolítica. 

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